MANIFIESTO DEL PCE EN EL DÍA DE LA CONSTITUCIÓN
En el 42 aniversario de la aprobación de la Constitución de 1978, el Partido Comunista de España rinde, en primer lugar, homenaje a las mujeres y hombres que con su lucha, compromiso y sacrificio trajeron la democracia y la libertad a España.
A todas las personas que lucharon en defensa de la legalidad constitucional, la
republicana, contra el golpe de Estado y contra la intervención extranjera del
fascismo internacional.
Es de justicia recordarlo, cuando el fascismo vuelve a emerger a nuestro
alrededor a consecuencia de unas políticas económicas neoliberales que no
permiten un futuro digno a ningún pueblo.
La democracia no la trajeron los que sustentaron la dictadura hasta el último
día y aún hoy se niegan a reprobarla, ni el heredero Borbón impuesto por el
dictador fascista en la Jefatura del Estado, ni los llamados “padres de la
Constitución”.
La democracia la trajo la clase trabajadora, los hombres y mujeres del pueblo
que con sus luchas y movilizaciones, con años de cárcel sobre sus espaldas y
las de sus familias, con el sufrimiento soportado por el hambre, los
asesinatos, las torturas y el exilio, conquistaron las libertades democráticas.
El PCE trabajó y luchó por la construcción de un acuerdo que permitiera una
Constitución democrática y el fin de la dictadura fascista, por una norma que,
en ese momento histórico y a la vista de la correlación de fuerzas existente,
permitiera un Estado social y democrático de derecho.
También cedimos, aplazando reivindicaciones que forman parte de nuestra
identidad política como el Estado federal y la República como expresión de la
soberanía popular, aceptando la monarquía. Con el tiempo la falsa imagen que
habían montado se desmoronó y apareció un rey que ha sido todo menos ejemplar,
amparado por la medieval inviolabilidad que permite todo tipo de delitos y que
ha utilizado los servicios del Estado para sus fines de lucro privados.
El acuerdo constitucional del 78 fue incumplido de forma sustancial y reiterada
por la burguesía y sus partidos políticos, especialmente en todos lo relativo a
los derechos básicos. Se vulneraron todos los títulos y artículos de derechos
sociales, económicos y ambientales, se recortaron las libertades políticas y la
calidad de nuestra democracia bajó a mínimos. Las políticas neoliberales de los
distintos gobiernos impidieron la soberanía y las condiciones de vida dignas
para nuestro pueblo. Ante esta situación el Partido Comunista de España dio por
roto el pacto constitucional (y se desvinculó de la Constitución de 1978) y
exige un nuevo texto constitucional que garantice la totalidad de derechos
fundamentales contemplados en la Declaración Universal de DDHH.
Cuarenta y dos años después varias generaciones, la mayoría de las españolas y
españoles, no han sido nunca consultados ni han intervenido para decidir cuál
es el pacto de convivencia entre personas y pueblos, cuál es el modelo social y
económico y el modelo de libertades que necesita España.
El carácter monárquico de la Constitución es hoy impugnado por cada vez más
amplios sectores de la población.
Es necesaria un nuevo pacto constitucional que garantice todos los derechos
sociales y políticos y todas las libertades. Una Constitución que garantice un
gran acuerdo de convivencia solidaria de los pueblos y naciones que forman
España, en un Estado federal y republicano unido en torno a la construcción de
un proyecto de progreso colectivo. Reivindicamos un estado federal y
republicano como patria de convivencia de los pueblos libres, que quieren y
pueden elegir a todos sus representantes e instituciones.
Es tiempo de una Constitución que garantice los derechos básicos: trabajo,
vivienda, ingresos mínimos vitales y servicios públicos esenciales (sanidad,
educación, pensiones y servicios sociales). Que establezca de forma real y
efectiva la igualdad entre hombres y mujeres.
Una norma suprema del ordenamiento jurídico que garantice el autogobierno de
los pueblos en un Estado federal solidario y plurinacional y que instaure una
democracia plena, transparente, participativa, laica y republicana.
Una Constitución marco jurídico de la planificación económica democrática y de
la propiedad común de los sectores estratégicos, para que la economía esté al
servicio de la mayoría social y no de la minoría oligárquica. Un nuevo modelo
económico con objetivos de desarrollo social, innovación y sostenibilidad.
Para ello se tiene que abrir un Proceso Constituyente, entendido como un
proceso de movilización popular y democracia participativa, con el objetivo de
abolir la monarquía, devolver la plena soberanía política, social y económica a
la ciudadanía y a los pueblos, y construir la nueva Constitución.
Un Proceso Constituyente que abra las puertas a un futuro digno para la
juventud, para las personas mayores y para el conjunto de la población.
Llamamos a todas las fuerzas políticas, sociales, sindicales y culturales
democráticas y republicanas a ponerse en marcha, movilizarse, organizarse, para
conseguir abrir un Proceso Constituyente que construya colectivamente otro
modelo de sociedad, donde los derechos no se “promuevan” sino que se
garanticen, máxime cuando de ello dependen la vida y el futuro de la clase
trabajadora y el pueblo.
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