sábado, 30 de marzo de 2019


Lento e inexorable, el mundo rural pide paso

Gran parte de nuestro territorio se vacía y se muere si no emprendemos políticas valientes.

A pesar de la capa de invisibilidad que rodea al mundo rural, éste representa el 72% de nuestro territorio. Sin embargo, los datos demográficos son devastadores:

- Castilla León pierde cada día 64 habitantes.

- Más de 2.500 pueblos en España están en peligro de desaparecer en los próximos 15 años.

- 105 comarcas tienen densidades por debajo de los 10 habitantes por Km2.

- 31 comarcas tienen ya densidades de población por debajo de los 4 hb/km2. Páramos de Burgos, Tierras Altas y Valles del Tera de Soria, Molina de Aragón, Maestrazgo de Teruel, Sierra de Rioja Media…

- Hay 26 comarcas con más del 35% de su población mayor de 65 años.

- Hay más de 50 comarcas con menos del 10% de la población infantil.

- En los últimos 10 años perdemos lo equivalente a un ritmo de 82 explotaciones diarias, y además, el 86% son pequeñas y medianas explotaciones, que son las que se asientan en el territorio.

- Jaén ha perdido 32.000 habitantes en menos de 10 años.

Gran parte de nuestro territorio se vacía y se muere si no emprendemos políticas valientes no ya que fijen población, sino que permitan repoblar amplias zonas. Y para emprenderlas y ser creíbles ya no basta solo con hablar de la Política Agraria Común, o de la política en materia de aguas. El rural es mucho más, y los problemas a los que se enfrenta van más allá del modelo productivo y la necesidad de crear empleo de calidad asociado a distintos sectores: industrial, agroganadero, turístico…


Debemos poner el foco y la prioridad política en resolver las cosas fundamentales para garantizar una vida digna en nuestros pueblos: un sistema de sanidad rural que llegue a toda la población, red de escuelas suficiente, mecanismos para que exista respiro en las personas cuidadoras y que las dependientes no tengan que dejar sus casas porque no llegan los recursos de la dependencia. Hablamos de transporte público que conecte el territorio de manera real y suficiente, que concilie las necesidades sociales y laborales. Hablamos de que servicios como correos o las oficinas bancarias sean accesibles y universales. Hablamos de políticas ambientales y turísticas que miren a los ojos a los territorios y dialoguen con ellos para encontrar el necesario equilibrio entre los usos diarios y la innegociable protección. No necesitamos ni queremos convertir el mundo rural en un inmenso parque temático para ir de vacaciones. Hablamos también de vivienda: nuestros pueblos están llenos de casas que se caen y personas que quieren vivir aquí, pero no pueden. Políticas públicas de vivienda son urgentes. Y, por último, ¿cómo no mencionar la brecha digital? ¿Cómo va a establecerse una familia en el pueblo si no se puede consultar Internet ni para un trabajo del cole?

Estamos hablando también de una redignificación del modelo cultural que pervive en nuestros pueblos: el 100% del patrimonio natural está alojado allí, y un 80% del patrimonio cultural. Existe toda una red de patrimonio cultural asociado al mundo rural que va desde lo inmaterial como la trashumancia o los saberes asociados a cultivos tradicionales, hasta lo más material: arquitectura en piedra seca o la red de vías pecuarias. Políticas culturales para el mundo rural no son festivales una vez al año impuestos desde territorios alejados: es construir desde allí la oferta cultural y permitir que sea accesible para todas. Es reconocer que no necesitan proyectos culturales, que solo se necesita impulso y dar a conocer lo que allí se hace: ¿sabían que existen festivales maravillosos impulsados por aún más maravillosas alcaldesas de pueblos tan pequeños como San Pelayo, con 50 habitantes? ¿Sabían que del rural pueden salir nuevos géneros literarios como el ruralismo mágico? Pues vayan sabiéndolo, porque algo grande se gesta, despacito, con la paciencia de quien sigue los ritmos naturales, pero tan implacable como esa misma naturaleza.

Es conocido que gran parte de los trabajos tradicionales del campo, o de los conocimientos ancestrales relacionados con la agricultura y la ganadería tienen mucho que ver con la protección ambiental y son una de las mejores armas de lucha (pero también adaptación) contra el cambio climático. Más pastoreo para luchar contra los incendios, más recuperar sistemas de cultivos altamente eficientes en consumo de agua, más diversificar los cultivos.

Cuando hablamos de políticas para el mundo rural hablamos de todo esto y mucho más: hablamos de políticas dirigidas a mujeres y jóvenes, principales protagonistas del éxodo. Son políticas de cotitularidad reales; es acceso a la tierra para quienes quieren seguir allí o deciden buscarse en los pueblos una nueva vida. Son políticas que alejen proyectos de macrogranjas o extensos monocultivos para convertirnos en “obreros del sector primario”. Son políticas turísticas que apuesten por desestacionalizar y poner en pie proyectos basados en los recursos y las personas del territorio.

Es la hora de defender nuestros pueblos. No faltan ideas, no falta músculo y corazón
 para llevarlas a cabo. Y no debe faltar voluntad para ponerlas en el centro de nuestra política.







martes, 26 de marzo de 2019


Reclaman una reducción del 50 % en el uso de pesticidas para 2023


Con motivo de la Semana sin Pesticidas, una campaña internacional que se desarrolla del 20 al 30 de marzo de 2019, Ecologistas en Acción reclama a todas las administraciones competentes y a los diferentes partidos políticos que se comprometan a aprobar un plan para reducir en al menos un 50 % el empleo de pesticidas antes de que finalice la siguiente legislatura, es decir, como máximo en 2023.

España es el país europeo líder en consumo de pesticidas, con un aumento anual continuado del 5 % desde 2011. Solo en 2016 se vendieron más de 76.000 toneladas de pesticidas en nuestro país, lo que supone 1,65 kg de pesticidas por persona. El elevado uso de pesticidas explica, al menos en parte, la elevada presencia de estas sustancias en nuestra comida y ríos, como revelan dos estudios recientes de Ecologistas en Acción. En 2015, la mitad de las frutas y hortalizas a la venta en España tenían residuos de algún plaguicida, 38 de los cuales eran sustancias con capacidad de alterar el sistema hormonal. En los ríos también se comprueba la amplia presencia de plaguicidas. Concretamente en 2016, se detectaron 46 plaguicidas en los ríos españoles, de los que 26 son disruptores endocrinos.
Estos datos son especialmente preocupantes si tenemos en cuenta la relación que existe entre los pesticidas, la pérdida de biodiversidad, especialmente de insectos y las afecciones a la salud humana. Una reciente revisión de estudios estima que en los últimos 27 años las poblaciones de insectos voladores se han reducido en un 76 %, lo que representa una pérdida anual del 2,8 % de la biomasa de insectos. La mitad de las especies de insectos están disminuyendo rápidamente y al menos un tercio se encuentran en peligro de extinción. La repercusión de esta pérdida para el medio ambiente es catastrófica, dado que los insectos son imprescindibles para el funcionamiento de los ecosistemas y la producción de los alimentos, al ser responsables de gran parte de la polinización de los cultivos.
Las razones del declive de los insectos son varias, pero las dos primeras son el cambio del uso del suelo, en particular el debido a los monocultivos industriales, y el elevado empleo de plaguicidas que se dispersan por el medio ambiente y envenenan las plantas silvestres, como las amapolas. La desaparición de insectos es especialmente grave si tenemos en cuenta que el 84 % de las plantas cultivadas en Europa y el 78 % de las flores silvestres dependen de los insectos polinizadores.
Asimismo, la utilización de productos pesticidas está íntimamente relacionada con ciertos problemas para la salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cerca de un quinto de los 12 millones de casos de cáncer que se diagnostican cada año en el mundo se pueden atribuir a exposiciones ambientales y ocupacionales. Estos y otros datos de la OMS vienen a confirmar un hecho que se sospecha desde hace tiempo: muchas de las enfermedades no contagiosas se derivan de la exposición química ambiental en su concepto más amplio. En concreto los plaguicidas disruptores endocrinos están relacionados con daños a la salud como problemas reproductivos, cáncer de mama, próstata y tiroides, enfermedades neurológicas y enfermedades metabólicas, como obesidad y diabetes. La normativa actual, que permite una cantidad supuestamente segura de residuos de pesticidas en los alimentos, no protege frente a los pesticidas disruptores endocrinos para los que cualquier pequeña exposición supone un riesgo. El binomio inseparable que forman salud y medio ambiente revela que, sin un entorno sano, limpio de tóxicos, no es posible el pleno desarrollo de los derechos humanos, tales como el derecho a la salud y el derecho a una alimentación de calidad.
Ante las graves consecuencias ambientales, sociales y económicas del excesivo uso de pesticidas, Ecologistas en Acción considera esencial que las administraciones y los responsables políticos pongan en marcha medidas que reduzcan el uso de pesticidas en la agricultura en nuestro país, dando prioridad a  las zonas donde la población puede estar más expuesta, a la vez que se impulsa la agricultura ecológica, libre de agrotóxicos, con el objetivo de proteger la salud de todos y conservar la biodiversidad.
Para Ecologistas en Acción es esencial que en la próxima legislatura el Gobierno asuma el objetivo de reducir un 50 % el empleo de pesticidas antes de 2023, como ya ha hecho Dinamarca reduciendo un 50 % su dependencia de este tipo de tóxicos. Para lograr este objetivo insta a las administraciones y a las formaciones políticas a que se comprometan a cumplir este objetivo para la conservación del medio ambiente y la mejora de la salud de la población.
ECOLOGISTAS EN ACCION

domingo, 17 de marzo de 2019


Ante la propuesta machista y racista del PP sobre maternidad, adopción y expulsiones de migrantes



Durante la mañana del 13 de marzo del presente año, el Partido Popular presentó la que considera su “propuesta estrella” ante lo que califican como un “invierno demográfico” en el país. Se trata de la Ley de Apoyo a la Maternidad, una propuesta que, según el líder de esta formación, Pablo Casado, la ley persigue fomentar la natalidad, siguiendo una línea argumental que relaciona al aborto, la inmigración y los recursos económicos de una forma que tan solo las mentalidades más reaccionarias podrían plantear.
Su faceta más polémica ha sido la propuesta que contempla retrasar la expulsión de mujeres inmigrantes que no cuenten con permisos de residencia, si al dar a luz deciden entregar a su hijo en adopción. El líder del Partido Popular ha contra argumentado frente a las críticas que no se trataba de una medida encaminada a chantajear a las inmigrantes en situación irregular a cambio de que entreguen a sus hijos en adopción, sino que se trata de una medida destinada a salvaguardar el anonimato de las mujeres que decidan entregarlos en adopción tras dar a luz. Un argumento que, dada su formación como abogado, el propio líder del Partido Popular debería reconocer como absurdo, ya que el anonimato en dichos casos ya está contemplado en todo momento. Así mismo ha querido dejar claras cuáles son sus prioridades entorno a los “motivos humanitarios”, al garantizar que las mujeres en la situación que contempla su propuesta “serían expulsadas, si cayeran en una redada, tras dar a luz”.
La propuesta, no se comprende si no es desde una perspectiva capitalista, demagogica, xenófoba y reaccionaria.
Reaccionaria en su voluntad de contraponer el derecho al aborto a las casuísticas demográficas que se dan hoy en día, transmitiendo su firme voluntad de obligar a las mujeres a dar a luz para cumplir sus objetivos de natalidad, en una concepción que roza lo distópico.
Demagogica, al hablar de un “invierno demográfico” mientras no muestra el más mínimo interés real en las condiciones económicas extendidas en el grueso de la población, que no es sino el verdadero motivo por el cual nuestro país registra una tasa de natalidad tan alarmante.
Xenófoba, al intercalar su reiteradamente manifiesta aversión a la población inmigrante, en una problemática que interpreta de formas absolutamente delirantes y tratando de instrumentalizar el miedo generado en los grupos de población más vulnerables para que cooperen en su desquiciado modelo.
Y finalmente capitalista, la verdadera piedra de toque de toda su propuesta, poniendo de manifiesto su denigrante perspectiva sobre las mujeres en nuestro país, al querer mercantilizar la capacidad reproductiva de las mujeres.
El PCE defiende que los derechos de las mujeres no están sujetas a su capacidad reproductiva, ni los derechos de las mujeres migrantes pueden vincularse a que den en adopción a sus hijos. Los derechos de las mujeres no están sujetas a canjes mercantilistas por más que el Partido Popular defienda el libre mercado y el neoliberalismo. Igualmente defendemos que las mujeres deben ser libres de decidir si quieren o no ser madres y que tienen el derecho a tener una vida digna de ser vivida, de la misma manera que sus hijos e hijas tienen el derecho a una vida digna y plena.
Por lo anterior, el Partido Comunista de España no podemos sino expresar nuestro más firme rechazo al planteamiento siquiera de semejante idea. Con su proposición de ley, el Partido Popular y su líder, Pablo Casado, demuestran haber tomado un camino que les aleja de cualquier dignidad humana y respeto a los derechos fundamentales.
Consideramos inaceptable que semejantes perspectivas, no solo se planteen, sino que se normalicen en el debate político, realizando un llamado a toda la sociedad civil para que protesten y deje clara su oposición a una concepción totalmente retrógrada y profundamente xenófoba de la dinámica demográfica de este país y las políticas de natalidad.



martes, 12 de marzo de 2019


IU exige al Gobierno del PSOE que explique si va a cumplir su promesa de compensar el fuerte aumento que soportan las cotizaciones de los/as trabajadores/as eventuales del campo

Los/as diputados/as andaluces de Izquierda Unida durante la legislatura que ahora concluye, Miguel Ángel Bustamante y Eva García Sempere, recuerdan que la ministra Valerio se comprometió a que solo subirían 4,40 euros al mes
Los/as diputados/as andaluces de Izquierda Unida por Sevilla y Málaga durante la legislatura que ahora concluye, Miguel Ángel Bustamante y Eva García Sempere, han registrado una última iniciativa parlamentaria antes de que finalizara su periodo de actividad con la intención de que el Gobierno de Pedro Sánchez diga públicamente si va a cumplir su promesa de compensar de manera efectiva el fuerte aumento de las cotizaciones sociales de los/as jornaleros/as debida a la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI).
Para ello, Bustamante y García Sempere plantean al Ejecutivo del PSOE que detalle “¿qué medidas va a tomar para cumplir con su compromiso en lo que respecta a las cuotas sociales de los trabajadores y las trabajadoras eventuales del campo?”
Ambos/as parlamentarios/as argumentan que la ministra de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, Magdalena Valerio, “se comprometió públicamente a que las cotizaciones de los jornaleros y las jornaleras inscritos en el Sistema Especial para trabajadores por Cuenta Ajena Agrarios incluidos en el Régimen General de la Seguridad Social (SEASS) solo subirían 4,40 euros al mes”. Este compromiso se debía plasmar en la Ley de Presupuestos Generales del Estado para 2019, pero no se pudo hacer así al ser rechazos por la suma de votos de las formaciones de derechas y los partidos independentistas catalanes del Congreso.
Miguel Ángel Bustamante y Eva García Sempere destacan que lo que ocurre ahora es “que las cotizaciones de los trabajadores y las trabajadoras eventuales del campo han subido hasta los 120,75 euros, frente a los 103,14 euros acordados”.
La Ley General de la Seguridad Social establece que ‘las bases de cotización a la Seguridad Social, en cada uno de sus regímenes, tendrán como tope máximo las cuantías fijadas para cada año por la correspondiente Ley de Presupuestos Generales del Estado y como tope mínimo las cuantías del salario mínimo interprofesional vigente en cada momento, incrementadas en un sexto, salvo disposición expresa en contrario’.
Para ambos/as parlamentarios/as de Izquierda Unida, “el Gobierno del PSOE debería reaccionar con prontitud, tal y como le exigimos desde un primer momento. Debe dejar a un lado el tacticismo que emplea en las últimas semanas en otros asuntos para evitar que una medida de una importancia contrastada como el necesario aumento del SMI redunde en problemas por su manifiesta inacción para un colectivo ya de por sí especialmente vulnerable como son los trabajadores y las trabajadoras eventuales del campo”.


jueves, 7 de marzo de 2019


¡TODAS A LA HUELGA FEMINISTA 8M! ¡NUESTROS DERECHOS NO SE TOCAN!

El PCE y la UJCE manifestamos nuestro firme compromiso con la lucha por la erradicación del patriarcado. Hoy, 8M, lo hacemos apoyando la convocatoria de una Huelga Feminista, que pretende pararlo todo.
Hoy, lo paramos todo teniendo claro que la alianza entre patriarcado y capital ha matado, mata y matará a miles de mujeres en el mundo. Y las que continuamos vivas, necesariamente lo tenemos que hacer luchando por nuestros derechos.
Día tras día las mujeres sufrimos todas las expresiones del patriarcado. Continúa la gravísima situación de desigualdad, de precariedad y de violencias que sufrimos, derivada de la división de clase y de género inherente al modelo de sociedad patriarcal capitalista. Sin duda, la huelga feminista servirá para visibilizar estas injusticias que se expresan en todas las esferas de la vida, en la discriminación y la precariedad laboral, la invisibilidad o la falta de corresponsabilidad de los hombres con el trabajo de cuidados.

Ante un Gobierno, el del PSOE, que tras varios meses en el gobierno no ha puesto sobre la mesa ni un solo plan político que frenase alguna de las situaciones anteriormente mencionadas. Esta nueva convocatoria de movilización y huelga feminista, muestra el continuo trabajo que hemos realizado todos estos meses. Analizando y plantando cara a las desigualdades que se dan en nuestro país.
El PCE y la UJCE reivindicamos políticas reales que erradiquen la desigualdad y las violencias machistas que sufrimos las mujeres. Y exigimos:
1. El desarrollo de un plan integral contra todas las violencias machistas que sufrimos las mujeres, incluidas la prostitución y los úteros de alquiler. Con medidas de protección social para las víctimas.
2. El derecho al aborto libre, gratuito y en la sanidad pública como derecho constitucional. Siempre contando con la intervención de equipos multidisciplinares. ¡Nuestros derechos no se tocan!
3. Un plan integral de choque, que contemple medidas contra todas las expresiones de la feminización de la pobreza. Los desahucios, la pobreza energética, la precariedad laboral, todas ellas tienen rostro de mujer.
4. El impulso y el cumplimiento de la ley de igualdad retributiva del 2007, para atajar la brecha salarial y los techos de cristal.
5. Medidas que fomenten y faciliten la corresponsabilidad. Con unos servicios públicos suficientes y de calidad para garantizarla. Por ello exigimos la derogación de la modificación del artículo 135 de la constitución que impulsó el PSOE en 2011 con el apoyo del PP que prioriza salvar los bancos antes que a las personas.
6. Por otro lado, cuando socializamos, adquirimos una serie de roles que nos condicionan. La escuela y los institutos son un espacio importante para la reproducción de los valores del sistema capitalista y patriarcal. Es por ello que debe haber un cambio en el modelo educativo. Reivindicamos una educación pública, laica y feminista, que suponga la formación del personal docente en coeducación y la evaluación constante del grado en que ésta se ejerce en los centros educativos (al igual que con otras competencias). Y que las administraciones pongan en marcha campañas coeducativas en todos los ámbitos de la vida: modelos de consumo, publicidad sexista y medios de comunicación, ya que desde ellos se cosifican los cuerpos de las mujeres, convirtiéndolos en mercancía y perpetúan esta concepción.
No queremos más políticas de escaparate como nos tiene acostumbradas el PSOE, llenas de buenas intenciones pero que a la hora de la verdad ni se implementan, ni se las dotan de recursos suficientes. Sin hablar de los partidos de la derecha PP y C’s e independentistas que han votado en contra de los presupuestos acordados con Unidos Podemos que contemplaban mejoras sociales y hubieran mejorado la vida de la mayoría de la clase trabajadora y sobre todo la de las mujeres trabajadoras por ser las más precarias. Pero no nos rendimos porque estamos convencidas de que las mujeres movilizadas y conscientes de su condición de doble explotación pueden desbordar al sistema.
Es por ello por lo que hacemos un llamamiento a toda la sociedad a comprometerse y trabajar en el desarrollo exitoso de las movilizaciones y la huelga feminista del dia 8 de marzo . Y que cada día, avancemos hacia la igualdad real!
¡Este 8M salimos a la calle, contra la barbarie patriarcal y el capitalismo!


sábado, 2 de marzo de 2019


Dos generaciones de sindicalistas hablan del papel de la mujer en el sindicato

SINDICALISMO Y MUJER

Hoy en CCOO se afilian más mujeres que hombres porque sienten la necesidad de organizarse.

Nos reunimos con dos comunistas militantes de CCOO para hablar de la participación de la mujer en el movimiento obrero organizado. Una es delegada de empresa en una compañía de call centre. Tiene 28 años, 10 de ellos en el sindicato, y el ímpetu, vitalismo y vocación de estar ahí para cambiar las cosas. Se llama Patricia San Arturo y su relación con CCOO comenzó desde casa: es hija de afiliados. La otra es una histórica e incombustible militante, activista, cuadro del ala roja y crítica del sindicato, del PCE, de Izquierda Unida. Es Susana López. Distintas generaciones unidas en el camino del feminismo, el sindicalismo, la lucha de clases. Patricia avanza con la bravía de la juventud que quiere cambiar el mundo. “Claro que el sindicato es feminista”. Susana lo hace desde la perspectiva de una marinera que ha cruzado muchos mares, ha peleado por salvar el barco y la tripulación en muchas tempestades y se ha enfrentado a muchas naves piratas. Une a los largos años de navegación, una exquisita capacidad de análisis cáustico con la que fulmina nimiedades y disquisiciones para centra la luz en la raíz del problema. Todo sin perder la sonrisa y el brillo en los ojos. “¿Que el sindicato es feminista? Ahora parece obligado que toda organización progresista se declare feminista, todo el mundo está por la paridad, por la igualdad, etc. Pues bien, habrá que hacer la prueba del algodón…” dice con sorna. “Hay mucho postureo en las organizaciones, donde el machismo y la jerarquía patriarcal perviven. Pero además, por ejemplo, en el tema de listas tenemos a veces, aunque cada vez menos, problemas con las propias mujeres. Nacer mujer no significa ser feminista, de la misma forma que ser de extracción obrera no significa de manera automática tener conciencia de clase. El feminismo es una ideología y todavía hay una misoginia instalada en las propias mujeres, por un lastre cultural que arrastramos de agárrate y no te menees. Sería un error pensar que el problema está sólo en el machismo de los hombres”. Susana y Patricia coinciden en que la clave no está tanto en el llamado “empoderamiento” sino en la batalla cultural e ideológica contra ese lastre.

Cuentan que aunque ahora el sindicato pone el acento en su ser feminista “hay sectores, incluso muy feminizados, donde las mujeres no pintamos mucho a la hora de las decisiones”. Otro error es el tabú impuesto sobre ciertos temas conflictivos, como puede ser el abordaje de nuevas formas de explotación de las mujeres a niveles industriales, como puede ser la mercantilización de nuestros cuerpos: la prostitución, los vientres de alquiler o la pornografía. El sindicato da una de cal y otra de arena, dicen. Y lo peor es que eso mismo ocurre en las organizaciones políticas de la izquierda. En unos casos de manera soterrada y en otros con posiciones enfrentadas abiertamente entre abolicionismo y reglamentarismo. Y no digamos en los nuevos movimientos feministas que van emergiendo.

En Comisiones no hay listas paritarias, continúan. Estamos en el 60-40, y siempre ligado al peso de cada sexo en la afiliación de cada sector o territorio. Pero luego nos encontramos con que hay juegos malabares en la colocación de las mujeres en las listas. O que en los actos se incluya a mujeres que no hablan pero que son necesarias para que quede bien la foto. Aún así, consideran que se están dando pasos muy importantes. Los hombres están acostumbrados al poder y a tirar para adelante con la convicción de que son los mejores, de manera que cuando planteas un nombre de mujer en una lista importante dicen: “Bueno, habrá que ver si tiene capacidad” Susana cuenta que un día les respondió: “¿Os digo lo que yo pienso de las capacidades que tenéis vosotros?” Pero el problema que a veces tenemos en los sindicatos y en los partidos es que las mujeres rehuyen presentarse. Igual que a los hombres les educan para la competir, para ser el macho alfa, muchas mujeres dicen que no quieren entrar en competiciones y enfrentamientos. Nos han fomentado una sensibilidad, que es positiva, pero no cuando llega al punto del “no, porque él puede hacerlo mejor que yo”, etc.. Por ejemplo, y hablando de memoria, dicen que de cuatro de los sectores más feminizados del sindicato sólo uno está dirigido por una mujer.

Pero las cosas cambian. Patricia y Susana subrayan con gran satisfacción la importancia que tiene el hecho de que hoy las mujeres se estén afiliando al sindicato en mayor proporción que los hombres, a pesar de estar por debajo en niveles de ocupación en el mercado laboral. Esto es un avance tremendo, no porque todas estas mujeres vayan a ser feministas y defiendan ideológicamente el feminismo. Es importante porque sí te da una idea bastante fuerte de cómo las mujeres se están concienciando sobre la necesidad de estar organizadas. En CCOO, a nivel confederal estamos rondando el 45% de la afiliación; y en Madrid alcanzamos el 47,5%. Es un dato muy positivo. “Estamos empezando a organizarnos y sentimos la necesidad de que, aunque tengamos un trabajo muy precario, tenemos que afiliarnos porque el día de mañana probablemente necesitaremos alguien que nos asesore, que nos apoye, que nos escuche, para avanzar en nuestras reivindicaciones” cuenta Patricia. “Las mujeres están viendo la importancia de estar en los comités porque luego es en su fábrica, en su centro de trabajo, donde tienes que negociar tus condiciones y seguir avanzando”.

Mucho camino en poco tiempo

Las mujeres han tenido que recorrer mucho camino en poco tiempo. Susana comienza explicando por qué la mujer llegó tarde y con desventaja al sindicalismo, y cómo le costó conquistar espacios: en el acceso al mundo laboral, dentro de las empresas y en el sindicato; por ende, en su papel en la sociedad. Patricia va incorporando hilos y juntas tejen esta historia.

El sistema patriarcal, en connivencia con el capitalismo, en una alianza perfectamente organizada, nos asignaron un papel en la división sexual del trabajo. El hombre está para trabajar en el sistema productivo, alimentar a la prole y ejercer de pater familia, y las mujeres estamos para reproducir, criar y cuidar la mano de obra necesaria para el desarrollo de los sistemas productivos. Nos lo vienen marcando a lo largo de la historia.

En España, la dictadura llevó esto a la radicalidad extrema. Algunas, recuerda Susana, tuvimos que vivir los rigores de la Sección Femenina, en la que nos decían que la mujer tenía que ser sumisa, estar a disposición del marido, ponerle las zapatillas, la comida, y ser agradables y atractivas. Las mujeres que estábamos en el mercado laboral, cuando te casabas tenías que abandonarlo obligatoriamente, para dedicarte en exclusive “a la familia”; pasabas a ser “ama de casa”, sin sueldo ni cotizaciones a la Seguridad Social, lo que ha tenido unas consecuencias demoledoras, para esas generaciones, en su acceso a los sistemas de protección social.

Pero, llegado un momento, el capitalismo necesitó que la mujer se incorporara al mundo del trabajo para cubrir las necesidades de los sistemas productivos. Entonces, el capitalismo le dice al patriarcado, “señores, está muy bien lo de la mujer en casa y con la pata quebrada, pero necesitamos mano de obra”. Y los dos se ponen de acuerdo: hagamos una especie de arreglo para que nunca sean independientes; van a cumplir un papel secundario en el mercado de trabajo, los empleos de más bajo nivel, los salarios más bajos… Es decir, seguirán siendo dependientes.

A partir de los años 70 se necesita y se produce esa incorporación masiva de las mujeres al sistema productivo, pero claro, vamos con un enorme retraso respecto a los hombres que venían trabajando en la industria o en el campo y se habían ido organizando, habían creado los sindicatos en la clandestinidad, consolidados después en el sistema democrático, y ahí las mujeres, una vez más, hemos ido rezagadas.

Una de las razones por las que la mano de obra de las mujeres era muy atractiva para el capitalismo es justamente nuestra falta de cultura de organización. Las mujeres venían de trabajar en la casa o en el campo y era una mano de obra más fácilmente adaptable a los nuevos tipos de contratación “a la carta” que se querían imponer con las reformas normativas de 1984 y 1994 (ambas del PSOE), incluido el contrato a tiempo parcial, la introducción de las ETTs, etc.

Las mujeres, por lo tanto, además de entrar con mucho retraso en el mundo laboral, en comparación con otros países de nuestro entorno y con democracias asentadas, hemos tenido que aprender mucho y luchar por la conquista de nuestros derechos. Y tuvimos que hacerlo, no solo contra los ataques de los gobiernos para imponer un mercado de trabajo precario y desregulado, sino con los propios compañeros. En mi fábrica, dice Susana, que era de la industria farmacéutica, la mano de obra era mayoritariamente femenina, pero el convenio contemplaba dos categorías con dos salarios diferentes: una para las mujeres, con salarios más bajos, y otra para los hombres, pese a que en las cadenas de producción las unas estaban codo con codo con los otros, hacienda el mismo trabajo. Fue una batalla en la que hubo que intentar hacer entender a los compañeros que la lucha no era contra ellos. Que ambos éramos meros instrumentos en manos del sistema. Pero había situaciones tensas porque en la negociación se conseguían muchas cosas pero siempre se quedaban atrás los temas que nos afectaban a las mujeres. Los hombres de mi fábrica y de todas las que nos pateábamos, eran gente de izquierda, en muchos casos del partido, pero estaban lastrados y manipulados, consideraban que eran ellos los que obligatoriamente tenían que llevar el dinero a casa y que nuestro salario era un mero complemento.

Desde la clandestinidad, ya empezamos a tomar conciencia; las CCOO se ampliaron a todo el espectro de mujeres. Había una participación inmensa, con muchas chicas jóvenes, porque entendían la necesidad de estar organizadas. Y eran muy activas. Una lección que aprendimos es que allí donde había una mujer en un puesto de dirección, funcionaba de imán y atracción para otras mujeres. Algo que, aún hoy, no se acaba de entender, o no se quiere entender en el momento de competir por espacios de poder.

Susana recuerda cuando se debatió sobre poner guarderías en las grandes empresas donde el personal era mayoritariamente femenino. Algunas decían que eso era fantástico. Ella se opuso: ¿por qué tenía que ser una responsabilidad de la mujer? ¿no entendéis que eso además supone un chantaje a la hora de que puedas defender tus intereses en la empresa? Porque perder el empleo ya no sería sólo el perder el empleo, es que además se perdía la posibilidad de trabajar porque no sabías que ibas a hacer con la criatura. Eso era un gran chantaje a la mujer. Ahí era donde, por ejemplo, el feminismo iba avanzando, ideologizando. Nosotras defendíamos las guarderías públicas y en los barrios, donde hombres, mujeres pudieran llevar a las niñas y niños, y que no estuvieran ligadas al empleo. Entonces la defensa de lo público tenía mucho peso y el carácter socio-político de los sindicatos era muy potente.

En aquella etapa, el movimiento feminista tenía una gran fortaleza, aunque ahora parece que el feminismo empezó antes de ayer. Y esto ha tenido una importancia enorme en la ideologización y el combate contra la cultura patriarcal. A partir de ahí ha habido un asentamiento de la función de las mujeres en la organización social.

Aún así, como estamos viendo, queda

GEMA DELGADO. MUNDO OBRERO

viernes, 1 de marzo de 2019


#FridaysForFuture: en huelga por el cambio climático

¿Pensábamos que no iba a pasar nunca? Año tras año, cumbre tras cumbre, con todas las evidencias de que el cambio climático ya estaba aquí y sus consecuencias también, las soluciones propuestas y… ¡NADA! Solo acuerdos bloqueados y negociaciones frustradas. Imposible cambiar un sistema corrupto, con unas reglas que siguen favoreciendo a unos pocos. Solo algunos avances insuficientes y muy lentos pero …

¿De verdad creíamos que la juventud no nos iba a decir nada? Personas que cada día estudian en las aulas toda la información científica de la que disponemos, que se preguntan para qué estudiar para un futuro que no va a existir, para qué sirve la educación si los políticos no escuchan a la gente con más conocimiento, personas cuya vida entera va a depender de lo que hagamos o dejemos de hacer hoy, a las que nadie pregunta y por las que decidimos. Pues nos equivocamos…

El pasado agosto, Greta Thunberg, una adolescente sueca de 16 años, cansada de la inacción de los gobiernos, comenzó su propia huelga escolar en las puertas del Parlamento sueco pidiendo a los partidos políticos que actuaran con urgencia para frenar el cambio climático. Después, en la 24ª conferencia sobre cambio climático organizada por la ONU en Katowice (Polonia), agitó con sus contundentes palabras las mentes adultas y propagó un movimiento increíblemente inspirador que se ha multiplicado por todo el mundo. “En el 2078 celebraré mi 75 cumpleaños. Para entonces, si tengo hijas o nietos, quizás me pregunten por qué (vuestra generación) no hizo nada cuando aún había tiempo para actuar”, decía Greta en Polonia.

Su generación se ha contagiado de justicia climática. Cada viernes, inspiradoras estudiantes se han ido sumando a lo que llaman las huelgas por el clima o los viernes por el futuro, #FridaysForFuture. Y llevamos tres meses con unas movilizaciones de estudiantes masivas por Europa que ponen los pelos de punta de emoción: 75.000 personas en Bruselas (Bélgica), más de 10.000 en La Haya(Holanda) y 30.000 en Berlín (Alemania), con ecos en otras partes del mundo como Estados Unidos y Australia. Hoy mismo se prevén grandes movilizaciones en Londres y Estocolmo en un viernes más de huelga. Quieren pruebas reales de que los gobiernos y los poderes económicos por fin van a crear un plan de políticas ambiciosas para dar respuesta a la urgencia reclamada por los científicos. ¡Y las quieren YA! Su lema es: “cambiemos el sistema, no el clima”.
Aquí, en España, el movimiento es aún tímido pero palpita por Girona, Barcelona, Madrid…, como los primeros brotes que ahora en febrero asoman en las ramas de los árboles. Comienza una nueva primavera para un movimiento juvenil que ya está colapsando mentalidades adultas. En una sociedad donde se potencia la competitividad y el individualismo, se están conectando, co-creando, actuando cada viernes, generando dinámicas de cooperación y liderazgo colectivo esenciales para la construcción de una nueva realidad e impulsando la próxima cita, el próximo reto: la huelga global de estudiantes contra el cambio climáticoel 15 de marzo.

Desde organizaciones como Greenpeace, donde llevamos tiempo aportando granitos de arena al cambio, soñábamos con esto. Y lo estáis haciendo. Estamos profundamente admiradas, inspiradas y motivadas a apoyar desde el respeto, escuchando lo que necesitéis, sin figurar. Nuestras puertas están abiertas como adultas responsables de nuestras generaciones futuras para poneros en red, para daros apoyo logístico, difusión… Aquí podéis encontrar un espacio para amplificar vuestras propuestas y que el movimiento que lideráis pueda ser, ojalá, más grande.

Como dice Greta: “El cambio real pertenece a la gente. Ha llegado la hora de actuar y tiene que ser ahora”, ¡¡A por ello jóvenes del mundo. Os acompañamos!!

GREENPEACE