jueves, 18 de junio de 2020


Una comunidad internacional solidaria como alternativa a la globalización capitalista

Un nuevo Orden Internacional basado en el interés común, la cooperación, compartir recursos y proteger a los más vulnerables.


Es importante tener presente que la decadencia de la llamada globalización neoliberal, de carácter capitalista, es anterior a la crisis provocada por el COVID 19. Cada vez era más evidente que los problemas de la humanidad no se pueden resolver con un sistema de relaciones internacionales basado en un mundo unipolar, en el que las ganancias de las grandes potencias se consiguen a costa de las pérdidas de los Estados menos desarrollados, en lo que se llama teoría de la suma cero.

Esa decadencia no sólo se está agravando con la crisis provocada por la pandemia sino que se está suscitando un nuevo peligro: si la globalización neoliberal era negativa para la humanidad, peor puede ser la alternativa que están defendiendo algunos pensadores capitalista de cierre de fronteras, trabas al comercio internacional y agravar el carácter unilateral de las relaciones internacionales.

Frente a este pensamiento, se debe desarrollar la propuesta de que esta crisis de la Globalización neoliberal pueda dar paso a una nueva Gobernanza Mundial basada en la multilateralidad y en la horizontalidad, en las relaciones entre Estados, que desarrollen un comercio justo de beneficio mutuo en el que todos ganen enterrando la teoría de la suma cero. Requiere grandes cambios en el ordenamiento internacional.



Hablamos de una comunidad que comparta de forma solidaria el futuro de toda la humanidad desde un internacionalismo. Una comunidad que sume voluntades y esfuerzos para conseguir una cooperación con la que alcanzar objetivos comunes para que todos los habitantes del Planeta puedan tener derecho a una vida digna y combatir juntos las situaciones de emergencia como la que vive en estos momentos la humanidad.

Construir esa Comunidad solidaria es lo que puede permitir -no solo el facilitar- una más rápida salida de la actual situación de emergencia mediante la cooperación mutua y las posibilidades de compartir recursos, sino que nos puede ayudar a evitar que situaciones como la actual se repitan, desarrollando un concepto de seguridad compartida integral y sostenible en beneficio de toda la Humanidad.

Nadie puede negar que en el mundo actual existe una total interdependencia entre todos los países y territorios. La cuestión es poder afrontar esta interrelación desde la cooperación recíproca que consiga compartir recursos y avances técnicos. Se multiplicaría la ganancia de una manera compartida y se establecerían reglas claras que ayuden y protejan a los Estados más débiles y vulnerables de las agresiones de los Estados más poderosos y desarrollados.

Para empezar, una crisis de emergencia como la que está viviendo la humanidad en estos tiempos nos demuestra que las crisis no respetan fronteras, ni continentes. Por eso se hace necesario reforzar la cooperación internacional impulsando el papel de las Naciones Unida para que aplique los valores y principios recogidos en su Carta. No puede haber una Gobernanza Mundial sin una Institución que la represente de carácter plenamente democrática y representativa y que tenga el control sobre las instituciones económicas internacionales. En este sentido, la cooperación económica internacional debe experimentar grandes cambios para establecer reglas que permitan un mejor aprovechamiento de la economía que garantice la mejora de la calidad de vida de quienes resulten afectados por las consecuencias de la crisis.

En estos tiempos, el desarrollo de las fuerzas productivas, los avances tecnológicos, los descubrimientos médicos permiten hacer frente a las situaciones de emergencia como la actual. Solamente hace falta acabar con un mercado neoliberal -que no tiene ni control ni moral- para constituir una Comunidad Internacional basada en la solidaridad. Esa Comunidad desarrollaría reglas y controles para fomentar la relación entre las políticas económicas que se planteen para salir de la crisis y a favor del interés general, y lo haría siempre bajo la dirección del Estado como referencia de la defensa del Bien Común.

La cuestión básica para poder consolidar un nuevo marcó de relaciones políticas, económicas y culturales entre los Estados del Planeta, desde unas Instituciones Internacionales, es el diseño de un gran proyecto de Reconstrucción del Planeta que haga frente a las consecuencias que la actual crisis está provocando. Ese Gran Proyecto necesita suficiente apoyo económico y unas reglas claras que eviten situaciones de injusticia, neocolonialismo y degradación medioambiental.

Desde todos estos argumentos hay que asumir el reto de intensificar todas la iniciativas, foros y encuentros para que la comunidad internacional presione a los diferentes gobiernos y se avance en la configuración de un nuevo Orden Internacional, basado en esa gran Comunidad de Pueblos de todo el Planeta, con un interés Común. Trabajemos el internacionalismo para conseguir que la experiencia que estamos viviendo nos lleva a entender que solamente establecer una relación de cooperación entre todos los pueblos del Planeta, nos puede permitir salir de esta situación de emergencia que estamos sufriendo, más solidarios y sobre todo más unidos frente a quienes intentarán aprovechar esta crisis para desarrollar un capitalismo insolidario y xenófobo con un carácter nacional, autoritario, militarista.






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