Escapar del gas para construir un mundo pacífico y resiliente
La red Gas No Es Solución, de la que formamos parte Ecologistas en Acción, queremos expresar nuestra solidaridad con toda la población afectada por la guerra de Ucrania y por todos los conflictos en activo.
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Deseamos que el
conflicto bélico acabe lo antes posible e instamos a todas las partes a
respetar el derecho internacional humanitario que protege a la ciudadanía civil
de los ataques. Por ello, demandamos un alto al fuego inmediato.
La situación actual pone de manifiesto
que los combustibles fósiles y los impactos del cambio climático exacerban los
conflictos, haciendo sufrir aún más a las personas más vulnerables. Por esta
razón, una mayor inversión en combustibles fósiles e infraestructuras
relacionadas aumentará las perforaciones, el fracking, las
emisiones asociadas y solo servirá para empeorar los impactos en el planeta y
la salud de las personas.
Necesitamos una eliminación progresiva
de los combustibles fósiles, en el Estado español, en Europa y en todo el
mundo. Para ello, debemos impulsar una transición energética rápida y justa que
nos aleje del carbón, el petróleo, el gas y la nuclear, para conducirnos a la
democratización de la energía, al ahorro energético y a las energías
renovables. Este es el único camino viable para reducir rápidamente la dependencia
de los combustibles fósiles, contribuyendo al mismo tiempo de forma justa a
alcanzar el objetivo del Acuerdo de París de limitar el aumento de la
temperatura a 1,5 °C.
Sin embargo, no se están tomando las
medidas necesarias ni en el Estado español ni en la Unión Europea (UE). Esta
guerra debe de ser un punto de inflexión para la transición energética, para
ello se debe:
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Aumentar la ambición climática y
garantizar la seguridad energética. La UE y los Estados Miembros deben asegurar
la integridad y ambición del paquete legislativo sobre clima y energía «Fit for
55» y otras herramientas, como los Planes Integrados de Energía y Clima
(PNIEC).
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Sacar al gas y la nuclear de la
taxonomía verde. El conflicto actual pone de manifiesto que estas energías no cumplen
con el objetivo de No Causar Daño Significativo (DNSH por sus siglas en inglés)
ni producen una contribución sustancial a los objetivos climáticos, sino que
son el origen de conflictos geopolíticos y objetivos militares altamente
peligrosos.
·
Lograr un sistema energético 100 %
renovable antes de 2040. La UE y sus miembros deben acelerar urgentemente las
medidas para reducir significativamente la demanda de energía y promoción de
energías renovables. Para ello, el gas fósil debe quedar fuera de los hogares
como tarde en 2035.
· Evitar la expansión de infraestructuras de combustibles fósiles y otras falsas soluciones. Las medidas a corto plazo adoptadas por el Estado español y la UE para hacer frente a la crisis energética no deben poner en peligro el camino ya recorrido en materia de acción climática, evitando por todos los medios la expansión de las infraestructuras de combustibles fósiles y otras falsas soluciones que se están planteando estos días. Una de ellas es la puesta en marcha de la regasificadora de El Musel. Además de ilegal, es totalmente innecesaria por la capacidad de almacenamiento y regasificación ya existentes. O el resurgimiento del proyecto del gasoducto MidCat, que no resulta una solución en ninguno de los horizontes energéticos si queremos cumplir con el Acuerdo Verde Europeo. Por otro lado, el hidrógeno no puede convertirse en una falsa coartada que fortalezca el papel del gas fósil en el mix energético.
·
Impulsar la transición justa para
proteger a la población vulnerable de los precios volátiles de la energía. El
acceso a la energía limpia debería garantizarse mediante una tarifa social
efectiva, fomentando al mismo tiempo el cambio masivo de calderas de gas por
sistemas térmicos renovables y la inversión en eficiencia energética en los
edificios.
·
Desvincular el precio de la luz del gas.
Las medidas de reducción de la demanda junto con la electrificación son la
mejor alternativa al gas fósil. Sin embargo, actualmente es el gas fósil quién
acaba marcando los precios, aun cuando sólo una pequeña parte de la
electricidad se produce a partir de gas (17 % en 2021). Este sistema
perverso fomenta el empobrecimiento de la población en favor de las ganancias
de las grandes compañías energéticas, además, distorsiona las señales de
precio, dificultando la apuesta por la electrificación.
·
Prohibir la publicidad que promueva el
uso de cualquier combustible fósil como combustible de transición a las
energías renovables. La promoción de los combustibles/energía fósil como
transitorios supondría una resistencia al cambio a las energías renovables y,
por tanto, un freno en la apuesta por un futuro sostenible.
Necesitamos construir un futuro más
resistente, pacífico y seguro, en el que la acción climática y el compromiso de
la población nos lleve a consumir menos energía y que la consumida sea
sostenible, renovable, asequible y libre de conflictos. Una sociedad con
energía renovable accesible para todas las personas no solo ayudará a afrontar
la crisis climática, sino que también garantizará la seguridad energética,
siendo el mejor seguro contra futuras subidas de precios de la energía y una
forma de proteger a las personas más vulnerables.
Mientras hacemos un llamamiento a la paz, tratamos de
mantener nuestro trabajo sobre la acción climática en estos tiempos difíciles.
No hay tiempo que perder.
Ecologistas en Acción
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