martes, 23 de diciembre de 2014

 Estimados compañeros y camaradas:
       El próximo sábado día 27 nos reuniremos, al mediodía,  en la sede de Izquierda Unida para recordar a la compañera que se nos fue, Carmen la Francesa.
        Lo haremos como a ella le gustaría, con comida, bebida, llamamientos a la lucha a la reivindicación permanente con canciones revolucionarias pero también con Edif Piaf y copla…
        Todos sabemos como era Carmen, este escrito intenta reflejar su letra, esa letra picuda gótica florida  que todos recibíamos en nuestras casas, ya fuera para recordarnos que debíamos una cuota, como para mandarnos los bonos, insistiendo año tras año lo importante que era su venta para el sostenimiento del partido, como la lotería de navidad.
        Carmen era la mujer identificada con el Partido Comunista en Cuenca. Era la mujer que proclamaba su militancia con orgullo, que se reivindicaba de la izquierda  y confrontaba con quien hiciera falta.
        Carmen era una mujer generosa, la política no le dio nunca nada material, nunca obtuvo rentas de ella, todo lo contrario, su casa sirvió durante mucho tiempo de pensión para muchos militantes, proporciono sede al Partido con una renta exigua,  su dinero era el primero para invitar a sus compañeros y las derramas, cuando las había,  ahí estaba ella.
        Carmen era una mujer trabajadora, durante años abrió diariamente la sede del PCE, dispuesta a trabajar en todas las campañas electorales, pegando carteles, rellenando sobres, yendo en aquellas candidaturas cuando hizo falta…
        Carmen era una leal. Reconocía perfectamente a sus compañeros y nunca jamás traicionó a ninguno.
        Carmen era honrada.  Fue honrada en lo personal, fue honrada en lo político fue honrada en lo material.
        Carmen fue amiga de sus amigos y sus camaradas y compañeros eran amigos y así los trataba.
         Carmen no vio transformada la sociedad capitalista, tampoco vio que su partido obtuviera esos apetecidos y trabajados  resultados electorales, pero eso nunca la desanimo, ni quebró su ideología, ni su lucha. Solamente marcho cuando la enfermedad y la muerte se lo impusieron, pero os puedo asegurar que no fue por voluntad propia, lucho hasta el último minuto.
         Yo estoy segura, y la conocía bien, que este pequeño homenaje a ella le llenaría de satisfacción en un doble sentido primero porque hará posible que nos juntemos compañeros que es posible que llevemos años sin vernos y en segundo lugar porque terminaremos hablando de política, aunque entre medias comamos, cantemos y brindemos por ella.
 Ya sabéis que llevaremos cada uno lo que podamos, pero el que no pueda por la razón fuere, que se acerque que seguro que habrá para todos y si no se comparte.
         Por nuestra Carmen y por su memoria os espero, Un abrazo, salud y república,

Fdo: Elena Iniesta Lozano

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