Es viable una empresa pública de energía en Extremadura
UNA CUESTIÓN DE JUSTICIA HISTÓRICA
Hablar de la energía en Extremadura es describir el papel de colonia de interior que el Estado le tiene otorgado a la región. Basta con mirar los últimos datos publicados en el balance eléctrico que publica anualmente la Junta de Extremadura para ver la magnitud de lo que hablamos. La producción eléctrica en la región supera ampliamente a la demanda lo cual arroja un saldo exportador del 76,33 % de lo que se produce. En la comparativa con el conjunto del Estado, sobresale el hecho de que en la región se genera el 8,07 % de la energía eléctrica total nacional, ocupando el sexto lugar en el ranking estatal.
Podría parecer que estos datos benefician a los extremeños y las extremeñas
pero la realidad es bien distinta. El oligopolio eléctrico usa la región para
producir pero eso no genera ningún beneficio ni para la hacienda extremeña ni
para las poblaciones afectadas. La cuestión se vuelve más sangrante si se mira
desde un punto de vista social. La región tiene una de las tasas más altas de
pobreza de todo el país y observa como 3/4 de la energía que produce se exporta
mientras las personas más humildes enferman o mueren a causa de la pobreza
energética.
La producción de energía eléctrica en Extremadura procede de la nuclear
(Almaraz I y II) y renovable (hidráulica, solar y biomasa), a lo que se añade
una pequeña aportación de la tecnología térmica no renovable (cogeneración),
turbinación de bombeo (turbinación de bombeo puro más estimación de turbinación
de bombeo mixto) y eólica. Entre la energía renovable destaca la hidráulica que
representa el 35% del total de la energía que se produce. Esta energía se
obtiene del aprovechamiento de las energías cinéticas y potenciales de la
corriente del agua y cuenta con 27 instalaciones en la región.
CENTRALES HIDROELÉCTRICAS
Los aprovechamientos hidroeléctricos, es decir, la concesión de un determinado
caudal de agua y de utilización del tramo de río afectado mediante el conjunto
de obras e instalaciones que permiten la generación de energía utilizando la
fuerza del agua en una o varias centrales, son otorgados mediante concesiones
del Estado, directamente o a través de las confederaciones hidrográficas.
En Extremadura la mayoría de estas concesiones se otorgaron entre los años
cincuenta y setenta, en plena dictadura franquista, aunque hay algunos casos
posteriores. Las inversiones realizadas en aprovechamientos hidroeléctricos
responden, por lo general, al modelo de que, a cambio de las inversiones
privadas necesarias para la construcción de los saltos, la Administración
otorgaba a los promotores una concesión de aguas con una duración de 75 años,
sujeta a la condición de que al finalizar el plazo las instalaciones revertían
al Estado.
A principios de 2010 el Ministerio de Medio Ambiente empezó a estudiar los
cánones de las presas sobre las que las eléctricas operaban en forma de
concesión, pues en muchos casos iban a caducar. El común denominador que se
encontraron es que estas concesiones eran un negocio redondo del oligopolio
eléctrico. No pagan por el uso del agua y la cuantía del canon que abonaban era
irrisorio en comparación con el volumen de ingresos. La explicación era
sencilla: la mayoría de estas concesiones fueron otorgadas por el régimen
franquista como un favor a las eléctricas, cuyos propietarios estuvieron
involucrados en la financiación del golpe militar fascista.
Empiezan a caducar las concesiones y en 2013 Aragón marca el camino. Al
finalizar la concesión de la planta de Pueyo de Jaca en los Pirineos, la
Confederación Hidrográfica del Ebro decidió la gestión pública. Tan solo cinco
años después la institución declaraba que la gestión directa le reportaba un
beneficio de 6 millones de euros. Se abría una posibilidad muy interesante,
pues entre 2014 y el año pasado vencieron las concesiones de 26 centrales, a
las que seguirán otras 19 antes de que acabe 2024. Al Estado esto no le coge
por sorpresa, los datos están encima de la mesa desde que Jesús Iglesias,
senador de Izquierda Unida, preguntó por ellos y los hizo públicos hace casi
una década. (
https://www.senado.es/web/expedientdocblobservlet?legis=10&id=124808 )
EL CASO DE EXTREMADURA
En la region, la mayoría de la producción energética de las centrales
hidroeléctricas está en manos de Endesa, con sede en Madrid,
e Iberdrola, que declara los beneficios en Bilbao. La primera,
heredera de la Compañía Sevillana de Electricidad, tiene una presencia
mayoritaria en la provincia de Badajoz, con la Agrupación Guadania de Endesa
formada por siete centrales: Cíjara Margen Derecha (50,4 Mw), Cíjara Margen
Izquierda (51,7 Mw), Orellana Canal (3,65 Mw), Orellana Presa (18,53 Mw) y
Puerto Peña (55,5 Mw) en el río Guadiana. Y La Serena (25,10 Mw) y Zújar (28,3
Mw) en el río Zújar. Entre las siete centrales totalizan doce grupos con 266,23
MW de potencia instalada.
En la provincia de Cáceres la mayoría del negocio está en manos de Iberdrola,
que cuenta con siete centrales hidroeléctricas que suman una potencia instalada
de 1.971 megavatios (MW) de energía renovable. Estas centrales están situadas
en la influencia del río Tajo y son: Valdecañas (Belvis de Monroy), de 225 MW;
José María de Oriol (Alcántara), de 933 MW; Cedillo (Cedillo), de 440 MW;
Valdeobispo (Valdeobispo), de 40 MW; Guijo de Granadilla (Guijo de Granadilla),
de 52 MW; Gabriel y Galán (Guijo de Granadilla), de 110 MW; y Torrejón
(Torrejón el Rubio), de 139 MW.
Todas las centrales han sido amortizadas a lo largo de décadas y son de las más
rentables para las empresas eléctricas, puesto que el singular sistema de
retribución establece el mismo precio para la electricidad producida por las
centrales más caras (ciclo combinado) que las más baratas (hidroeléctricas).
Con lo cual las empresas lo han utilizado para obtener enormes beneficios
extraordinarios y alterar el precio de la electricidad, como han demostrado las
reiteradas sanciones de la CNMC. Este es uno de los motivos por los que España
es uno de los países de Europa con el precio más alto de la electricidad y
explica el enorme interés de los inversores internacionales por las empresas
eléctricas españolas.
EMPRESA PÚBLICA DE ENERGÍA
Con estos mimbres y partiendo de la más que dudosa legitimidad para que los
beneficios que se producen con los recursos hídricos sigan acabando en manos
privadas, Unidas por Extremadura (la confluencia regional en
la que participa IU) presentó una propuesta de impulso en la Asamblea de
Extremadura que proponía la explotación directa de la presa de Villar del Rey a
través de una empresa pública extremeña o con el instrumento
que se considerara más adecuado en donde se garantizara la titularidad pública.
La propuesta se lanzó al calor de la finalización del plazo de explotación de
la presa Peña del Águila en el municipio pacense de Villar del Rey. Esta ha
sido la primera de las instalaciones hidroeléctricas de la región a la que le
ha caducado la concesión y que continuará con otras en los próximos años. Reclamar
la gestión pública de estas instalaciones es una cuestión de
justicia histórica para Extremadura que, a pesar de sus enormes
recursos hidroeléctricos, nunca ha disfrutado de los grandes beneficios
generados a lo largo de muchas décadas.
Con una empresa pública que asumiera la explotación de las licencias que vayan
finalizando se permitiría a los extremeños y las extremeñas participar en el
reparto de beneficios de la producción y distribución energética, además esta
opción incentivaría la transición energética en la comunidad autónoma con un
plan de generación distribuida y de autoconsumo que haría accesible a la
ciudadanía de la región la participación en el nuevo modelo energético. Esta
empresa pública es viable y además tendría como consecuencia directa el
abaratamiento de la factura de la luz, por lo que más que una opción, es
una necesidad.
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