jueves, 16 de febrero de 2017

Millones de abejas mueren en masa en Murcia

Pedro y Ricardo se han llevado este año casi doscientas colmenas de abejas a Mazarrón, Murcia, cerca del mar y con una temperatura mejor para pasar el invierno. La semana pasada me llamaron con una terrible noticia: “Luís, tenemos millones de abejas muertas.”

La mañana siguiente cogí el tren para ir hasta allí y verlo con mis propios ojos. Cuando llegué, un manto negro de abejas muertas cubría el colmenar de Pedro y Ricardo. Efectivamente, estaba delante de la primera gran mortandad de abejas del año. Y no era la primera vez que lo veía.

Este espectáculo terrible ocurre cada año con total impunidad, y se debe a las fumigaciones masivas con plaguicidas tóxicos que se llevan a cabo durante la primera floración de frutales de hueso, como los nectarinos en Murcia. 

Las abejas y los productos de la colmena son mi única fuente de ingresos. La mía y de mi familia. Vivimos de y para las abejas. Esta masacre me supone una pérdida de unos 15.000 €, sin contar con la miel que dejaré de producir” me contaba Pedro.

Las abejas son mucho más importantes de lo que pensamos: el 75% de los alimentos que comemos depende de la polinización de las abejas, un proceso natural que permite que se fecunden las flores y den frutos y semillas. Sin embargo, las abejas y otros polinizadores están altamente amenazados.
Hasta el momento, hemos conseguido la restricción de cuatro insecticidas tóxicos para las abejas en la Unión Europea, que justo este año van a ser revisados. Pero no es suficiente.

Junto a mis compañeros de Greenpeace llevamos años pidiendo a las autoridades que actúen con urgencia, impidan el uso de plaguicidas durante la floración de los cultivos, apoyen la prohibición total de los plaguicidas más dañinos para estos insectos y apuesten por una agricultura respetuosa con el entorno y las personas.


Luís Ferreirim
Responsable de la campaña de Agricultura en Greenpeace España

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