sábado, 19 de septiembre de 2020

 La Guerra de Yemen y los intereses del Capitalismo

Occidente deja morir al pueblo de Yemen en una guerra que ha dejado 250.000 muertos y la peor crisis humanitaria del mundo

Cuando se habla de la Segunda Guerra Mundial, existe un consenso sobre los crímenes del nazismo y el fascismo. Sin embargo, lo que pocas veces se menciona es que el fascismo fue apoyado porque permitía a los capitalistas entablar negocios sin la preocupación de que los sindicatos y la clase obrera organizada pudieran interferir en los intereses de las grandes empresas. El dictador podía acabar con las protestas democráticas y los negocios seguían su curso.

Este hecho no finalizó aquí. Durante todo el siglo XX se ha cumplido una regla básica: cualquier régimen es legítimo mientras proteja nuestros intereses. No hay espacio para entrar en los detalles, pero Estados Unidos (y, por lo tanto, Occidente) no ha tenido reparos en proteger a las dictaduras más extremas para asegurar sus intereses económicos. Este caso se aplica muy bien a Arabia Saudita, el reino más autoritario y extremo de la región.

El régimen saudita ha sido nuestro hijo mimado desde ese entonces. Le hemos consentido todo tipo de atrocidades porque es el mayor exportador de petróleo del mundo. Un petróleo que además es muy bueno y muy barato. Esto le ha permitido ser el país con mayor poder económico de la región y posiblemente el más importante para el funcionamiento del Capitalismo. El petróleo, pese a la crisis climática, sigue siendo clave para el funcionamiento de la economía y, por lo tanto, clave para las grandes corporaciones.

Pero no sólo es el negocio del petróleo. Como sucedió en su momento con el régimen nazi, y como ha sucedido con las distintas dictaduras de extrema derecha, nuestras grandes empresas adoran al régimen. En España, esto tiene un claro ejemplo en el AVE a la Meca, con empresas privadas repartiéndose el pastel de los negocios turbios de Don Juan Carlos y en la venta de corbetas donde la empresa pública Navantia está construyendo barcos de guerra para los saudíes. Este último hecho demuestra el fracaso de la democracia española porque los principales partidos políticos han impedido paralizar esta venta, a pesar de que se trataba de una empresa pública.

Tanto el PP, como el PSOE, como Ciudadanos han defendido estos tratos con Arabia Saudita a pesar de que las ONG y las organizaciones humanitarias han estado denunciando sin descanso los crímenes que la coalición saudita estaba perpetrando en Yemen. Estos crímenes han pasado por someter al pueblo de Yemen a un bloqueo infernal que ha perseguido matar de hambre y de enfermedades a una población encerrada entre la barbarie de todas las partes enfrentadas. El régimen saudí, que quería enviar un mensaje intimidatorio a Irán para que no se entrometiera en la región, ha lanzado salvajes bombardeos contra la población y ha sido responsable del 67% de los civiles muertos en el conflicto.

Esto se ha hecho a costa de ignorar las informaciones de las organizaciones humanitarias que llevan denunciando desde el principio la guerra de Yemen. Los partidos constitucionalistas y que supuestamente defienden la ley, la han ignorado intencionadamente. En concreto la ley del 2007 que prohíbe la venta de armas si «pueden ser utilizados de manera contraria al respeto debido y la dignidad inherente al ser humano».

De estos más de cinco años de guerra, se deduce que para nuestros gobernantes las más de 250 mil personas muertas no es un hecho contrario a la «dignidad inherente al ser humano».

Pero esto no es lo peor. Occidente también deja morir al pueblo de Yemen y no está dispuesto a donar el dinero suficiente para mitigar la peor crisis humanitaria del mundo. Las decenas de miles de millones de euros que se han conseguido con el comercio de armas no pueden volver de nuevo a Yemen. De esta forma, no cumplimos los requisitos que nos exige la ONU.

Curiosamente, el país que destina más fondos a Yemen es Arabia Saudita. Lo hace para lavar su imagen y ocultar los crímenes que ha cometido contra la humanidad. Nuestros gobernantes prefieren callar. Vuelven a cometer el imperdonable error que cometieron con los nazis. Los intereses económicos priman más que las vidas de inocentes.

ISA FERREROAutora de 'Negociar con asesinos. Guerra y Crisis en Yemen'.

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