Comunicado del PCE sobre la
Masacre de Tumaco
Ante una nueva masacre de
campesinos en Tumaco (Colombia), una vez más condenamos la violencia del Estado
contra la población indefensa y exigimos el escrupuloso cumplimiento del
Acuerdo de Paz firmado ante la Comunidad internacional.
Al cabo de un año de firmados los Acuerdos de Paz entre el Gobierno
colombiano y la guerrilla más antigua del continente americano, en presencia de
la comunidad internacional; cuando creíamos y celebrábamos que por fin se
acabaría la violencia endémica en ese castigado país que es Colombia, asistimos
incrédulos a una nueva masacre perpetrada, según testigos directos, por la
fuerza pública colombiana, contra campesinos del Alto Mira y Frontera, en
Tumaco, departamento de Nariño (suroeste de Colombia).
Según las informaciones, nueve campesinos, uno de ellos menor de edad,
resultaron muertos por disparos de armas de fuego, unos 50 resultaron heridos y
hay un indeterminado número de desaparecidos. Fuentes presenciales denuncian
que algunos fueron subidos a helicópteros del ejército, desconociéndose su
paradero. Su único delito, exigir de forma pacífica el exacto cumplimiento del
Acuerdo de Paz en lo que se refiere a la erradicación de cultivos ilícitos.
Ante estos hechos crueles, hemos de recordar que la zona donde se produjeron es
una zona marginada, durante años olvidada por el Estado, habitada por varias
comunidades extremadamente pobres que se ven obligadas a subsistir gracias a
los cultivos ilícitos.
Que los campesinos no se han negado a la erradicación de esos cultivos, sino
que simplemente exigen que se aplique el punto 4 del Acuerdo de Paz según el
cual se trata de : Promover la erradicación de los cultivos de uso ilícito de
forma voluntaria sin afectar a las comunidades que subsisten de esta
economía…
Y añade: Se generarán condiciones de bienestar para las personas afectadas.
Es el gobierno colombiano quien primero debe cumplir con sus compromisos, antes
de exigirlo a las comunidades que no conocen otra forma de subsistencia.
Un breve repaso nos permite concluir que hasta ahora apenas se ha implementado
el 20% de lo comprometido por el Acuerdo de Paz para el primer año de
aplicación; ninguna ley sobre reforma rural ha sido aprobada por el Senado; no
se ha puesto en marcha ninguna ley sobre sustitución de cultivos ilícitos, ni
se han puesto a disposición de los campesinos los 10 millones de hectáreas que
se establecieron en los Acuerdos.
Tampoco ha sido aprobada ley alguna contra el paramilitarismo, y en este
sentido, no entendemos el uso de la fuerza pública y el ejército contra
campesinos desarmados para aplicar un acuerdo que ha de llevarse a cabo “de
forma voluntaria” entre las partes. La fuerza pública debería estar luchando
contra esa lacra que es el paramilitarismo, uno de los principales obstáculos
para el logro de una paz justa y duradera en el país.
El ejército y la fuerza pública no pueden seguir siendo los perpetradores de
masacres contra del pueblo al que deben defender. Sobre ellos recaerá esa negra
mancha imborrable en la historia de Colombia.
Por último, entendemos que el Gobierno colombiano no debería actuar como rehén
de la extrema derecha colombiana que promovió el NO en el referéndum sobre la
aprobación del Acuerdo de Paz y que está actuando, a través de la fiscalía y el
empresariado vinculado al paramilitarismo, para obstaculizar las normas sobre
la reforma política e intentando modificar, por medio de trámite parlamentario,
la Jurisdicción Especial para la Paz.
Toda nuestra solidaridad con los pobladores víctimas de esta masacre y con sus
familias, bien sabemos que nuestra solidaridad no devolverá las vidas
arrancadas.
Para acabar con este tipo de lamentables hechos, exigimos al gobierno
colombiano el total esclarecimiento de lo ocurrido en Tumaco; el castigo a los
culpables y la compensación a las víctimas y el cumplimiento estricto y sin
dilaciones de los Acuerdos de Paz, cumplimiento que es un compromiso asumido
con su pueblo tanto tiempo olvidado, y ante la comunidad internacional.
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