El gobierno resuelve liquidar
la huelga de El Prat reforzando el esquirolaje de la guardia civil e imponiendo
un laudo obligatorio
El gobierno resolvió ayer en un Consejo
de Ministros extraordinario imponer un laudo obligatorio a los trabajadores de
Eulen, como en otras ocasiones habían hecho los gobiernos del PSOE o del propio
Rajoy (obras de la Villa Olímpica en época de Felipe González, conflicto de los
controladores con Zapatero, pilotos de Iberia con Rajoy…).
El gobierno resolvió ayer en un Consejo
de Ministros extraordinario imponer un laudo obligatorio a los trabajadores
de Eulen, como en otras ocasiones habían hecho los gobiernos del
PSOE o del propio Rajoy (obras de la Villa Olímpica en época de Felipe González,
conflicto de los controladores con Zapatero, pilotos de Iberia con Rajoy…). Es
evidente la intención del gobierno, como lo fue en todos esos casos: servir a
sus amos empresariales (AENA y Eulen en este caso) impidiendo el
ejercicio de un derecho fundamental, el de huelga, maniatando así a
los trabajadores en la que es su principal herramienta para defender sus
derechos (en este caso salariales y de condiciones de trabajo) frente a a los
empresarios. Unos intereses patronales que también defiende el gobierno de la Generalitat,
con ERC al frente de Treball, con la imposición de unos servicios mínimos
del 90% (y los llaman ‘mínimos‘!).
Se trata, además, de buscar un efecto
disuasorio: en los trabajadores Eulen pretenden ejemplificar como pueden
acabar las luchas de los trabajadores en determinados sectores consideradosestratégicos (en
el aeropuerto el argumento principal es la seguridad antiterrorista, además de
la protección de un sector ‘estratégico’ como el del turismo), especialmente
cuando se anuncia una oleada de huelgas en los aeropuertos españoles
(vigilantes, limpieza, personal de AENA…) por parte de trabajadores dispuestos
a luchar contra la escandalosa degradación de sus condiciones
de trabajo de los últimos años, especialmente en los servicios “externalizados”
(privatizados) a contratas con vínculos directos con el gobierno como en
el caso de Eulen (“capitalismo de amiguetes”).
Sin duda que la mejor “ley de huelga
es la que no existe“, o lo que es lo mismo, la autorregulación por
los propios interesados es la única manera de garantizar el derecho real a la
huelga: ¿quién mejor que los trabajadores, cuya responsabilidad es tal que con
su actividad crean la riqueza y aseguran el bienestar social, además de
enriquecer a sus explotadores, para establecer los mínimos necesarios en caso
de huelga?.
Es el momento de, frente a la
movilización por parte del gobierno de todos los instrumentos en sus manos para
derrotar a los trabajadores (leyes, policía, medios de comunicación…), arropar
con un potente movimiento de solidaridad una lucha que afecta
a un derecho, el de huelga, y a unas reivindicaciones, salario y
condiciones laborales dignas, que los son de toda la clase
trabajadora.
El Gobierno da 24 horas a Eulen y
trabajadores para un árbitro que dicte un laudo de obligado cumplimiento.
El Consejo de Ministros ha acordado hoy establecer un
arbitraje obligatorio que ponga fin al conflicto en el Aeropuerto de
Barcelona-El Prat y da un “plazo máximo de 24 horas” a Eulen y sus trabajadores
para consensuar un árbitro que dicte un laudo de obligado cumplimiento para las
partes.
Así lo ha anunciado el ministro de Fomento, Íñigo de
la Serna, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros
extraordinario, presidido por Mariano Rajoy, que ha abordado este asunto, tras
valorar la situación en el aeropuerto de El Prat ante una huelga de 24 horas
indefinida y tras haber fracaso el proceso de mediación.
De la Serna ha explicado que la decisión del arbitraje
deberá ser resuelta en el plazo de 10 días desde su designación, plazo que
empezará a contar al día siguiente, y ha reiterado que si no hay consenso entre
las partes sobre un árbitro, éste será designado a propuesta del Ministerio de
Fomento y comunicado a las partes.
El titular de Fomento ha reiterado que esta decisión
se ha tomado tras valorar las consecuencias jurídicas de iniciar un arbitraje
de obligado cumplimiento, entre ellas la duración de la huelga y la
prolongación del conflicto, las posturas irreconciliables de las partes y desde
el “más escrupuloso respeto al derecho de huelga”.
El Gobierno ha recurrido en una decena de ocasiones a
este arbitraje.
Los empleados de Eulen llevan realizando paros
intermitentes desde el pasado 25 de julio. Una huelga que se convirtió en
indefinida este lunes, tras rechazar los trabajadores la propuesta mediadora de
la Generalitat.
Esta no es la primera ocasión en la que el Gobierno
recurre a un laudo arbitral para garantizar la seguridad de un servicio público
ante un conflicto laboral. En el conflicto de los controladores aéreos del
año 2010, ante las bajas médicas masivas, tras la regulación de la jornada
laboral y la privatización de 13 torres de control, la situación derivó en
el conocido como ‘plante’ –pues no hubo convocatoria formal de huelga– que
acabó desencadenando en el cierre total del espacio aéreo los días 3 y 4
de diciembre de hace casi siete años.
Otros laudos impuestos por los gobiernos
del PSOE y del PP
No es la primera vez que el Gobierno
recurre a un laudo obligatorio para poner fin a un conflicto.
A lo largo de la historia se han aplicado en una decena de casos, como en
la huelga de controladores aéreos de 2011 o en la de pilotos
de Iberia en 2012. También se recurrió a esta vía en el año 92 con motivo
de las obras de la Villa Olímpica de Barcelona.
Para normalizar el servicio de transporte
aéreo, el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero decretó elestado
de alarma por primera vez en la historia del Estado Español y
dejó en manos de la autoridad militar la orden de obligar a
los controladores a volver a sus puestos de trabajo. El Gobierno designó
en enero de 2011 al exministro de Trabajo en el primer gobierno del PP, Manuel
Pimentel, como mediador del conflicto de los controladores y dictó un
laudo de obligado cumplimiento.
Asimismo, el conflicto del año 2013
entre los pilotos de Iberia y la aerolínea por la creación de
la filial de ‘low cost’ Iberia Express también acabó con dos laudos
dictados en mayo y diciembre de 2012. El Gobierno de Mariano Rajoy designó como
mediador entre las partes al expresidente del Consejo Económico y Social (CES),
Jaime Montalvo, que dictó un laudo en mayo de 2012, anulado por la Audiencia
Nacional por no haber escuchado a Iberia Express, y otro en diciembre,
recurrido por Iberia y su filial. Finalmente, el conflicto se resolvió gracias
al acuerdo de productividad alcanzado entre las partes en febrero de 2014, que
permitió a la ‘low cost’ aumentar flota, contratar más tripulación y
mejorar condiciones laborales. El Tribunal Supremo acabó anulando los dos
laudos.
Más recientemente, el Ejecutivo nombró el pasado mes
de febrero al presidente del Consejo Económico y Social (CES), Marcos Peña,
como mediador en la negociación que patronal y sindicatos de la estiba
sobre la reforma del sector. Los sindicatos de estibadores y la patronal del
sector Anesco alcanzaron un acuerdo el pasado 29 de junio tras cinco meses
de conflicto debido a la liberalización del sector llevada a cabo por el
Gobierno a exigencias de la Comisión Europea..
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