Don Benjamín Prieto Valencia, presidente
de la Diputación de Cuenca, ha anunciado a bombo y platillo, de forma un tanto
triunfalista y autocomplaciente, que va a destinar 11,3 millones de euros del
superávit a inversiones. Bienvenidas esas inversiones, cómo no. Pero, ¿de dónde
viene ese superávit? Veamos.
No es un secreto para nadie que en la
misma institución, la diputación de Cuenca, falta personal en todos sus
departamentos, desde ATM a Obras Públicas, pasando por Cultura, etcétera. Sin
ir más lejos, los servicios contraincendios escasean de personal, medios
técnicos y materiales, infraestructuras, además de mantener una distribución
territorial irracional, construyendo, por ejemplo, un parque de bomberos en la
Serranía conquense y dotándola convenientemente de profesional y medios.
Estando ambas gobernadas por el Partido
Popular, junto con la de Guadalajara, esta Diputación de Cuenca lleva varios
años sin aportar fondos a los Planes de empleo que convoca la Junta de
Comunidades, por lo cual algunos pueblos pequeños no se han beneficiado de
tales planes, al no poder mantener la inversión en personal, dados los recortes
presupuestarios impuestos por el gobierno de Rajoy-Montoro (sólo tímidamente
corregidos por el gobierno breve de Pedro Sánchez).
Nos preguntamos si, en logar de tanto
ahorro, la Diputación de cuenca no hubiera debido invertir en la inmersión de
la provincia en el mundo digital, con atención especial a los pequeños pueblos
de la Serranía y de La Alcarria. O en la construcción de las depuradoras para
evitar las sanciones impuestas por las Confederaciones Hidrográficas. O en
colocar la señalización de los pasos a nivel en la línea férrea
Madrid-Cuenca-Valencia. O facilitar a los pueblos la apertura de escuelas
infantiles. O en aumentar las posibilidades de transporte público por carretera
y del tren convencional. O invertir más en caminos rurales. O en…¡tantas cosas!
Nos preguntamos, por todo lo anterior,
qué sentido tiene mantener una cuenta a plazo fijo de 12 millones de euros,
salvo que sea para gobernar en favor de la banca y no de las personas.
Así que se va haciendo menos necesario
preguntarse cuáles sean las causas por las que la provincia de Cuenca es una de
las que más paro tiene y mantiene (especialmente en la población entre 18 y 35
años), menores salarios perciben sus habitantes, más envejece y más se
despuebla
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