LA REFORMA
FISCAL DEL GOBIERNO Ó LA NUEVA ESTAFA DEL PARTIDO POPULAR
Acaba de presentar el Consejo de
Ministros su última pirueta fiscal para beneficiar a sus amigos de siempre: las
grandes fortunas, los grandes empresarios, los bancos y demás élites de la
economía patria. No podía ser de otra manera: pasadas ya las Elecciones
Europeas, para que el ciudadano de a pie no se altere y no se le escapen tantos
votos como en éstas.
También como siempre vuelven a
engañar a los trabajadores y a las clases menos pudientes al alegre grito de
“Vamos a bajar los impuestos”, que parece que satisface a la gente. Y como una
mentira repetida mil veces se convierte en verdad, no van a dudar en hacer los
pertinentes “bolos” por provincias para que al fin parezca una verdad.
En primer lugar ese titular que
ponen de estandarte no quiere decir que sea una medida positiva “per se”, sino
que hay que pasar a la letra siguiente y ver de qué impuestos hablamos y como
lo vamos a articular, porque ahí es donde está lo que justifica la bondad o no
de la medida tomada. O quizás muestre que solo es una medida electoralista para
arrancar algunos votos en los próximos comicios, quedando como buenos chicos
dado que según su bola de cristal la economía ya va bien.
Hay que denunciar la explicación del Sr.
Montoro de que la bajada de impuestos no quiere decir que haya menos
recaudación. Eso es algo sencillamente irracional, y sobre todo en la situación
actual, por más que nos quiera contar que con lo que se ahorran las familias
aumenta el consumo, la inversión y no se sabe cuántas cosas más. Lo cierto es
que los cálculos que barajan tanto los técnicos de Hacienda como muchos
economistas y organizaciones expertas se mueven entre los 7.000 y los 9.000
MILLONES DE EUROS que dejarán de ingresarse en las arcas del Estado. Por
cierto, que para unas rentas anuales de unos
20.000 euros el ahorro de impuestos es de unos ciento cincuenta euros, y para unos ingresos de 100.000 euros anuales, una rebaja fiscal de unos mil
euros anuales.
La progresividad de los
impuestos, que se decreta en la Constitución de 1.978 a la que tanto le gusta agarrarse
a este Gobierno, queda mermada y es la más perjudicada por esta Reforma. Esto
se produce al reducir el número de tramos de siete a cinco en el IRPF. Por
tanto va a haber menos diferencias en las tasas impositivas en función de lo
que cada cual ingrese, lo que contradice la Carta Magna.
Pero serán las rentas más altas
las que más se beneficien de esta reforma, al contrario de lo que están
vendiendo: El tipo máximo de dicho impuesto tributaba al 52%. Ahora lo hará por
debajo del 50%. Aquellos contribuyentes con ingresos superiores a 300.000 euros/año
bajaran su tributación en 7 puntos en el nuevo último tramo. Sin embargo los 11,5 millones de trabajadores y pensionistas que
ganan menos de 11.200 euros anuales no se verán afectados por la rebaja fiscal del
Sr. Montoro porque actualmente no tributan. El Gobierno, al no bajar otros
impuestos que soportan los ciudadanos, como el IVA o los impuestos sobre los
Hidrocarburos o la Electricidad, impuestos indirectos que este colectivo sí
tiene que pagar, no les ha beneficiado en nada.
Además a partir de ese momento las indemnizaciones por despido a partir de
2.000 euros por año trabajado tendrán que tributar. Las retenciones para
autónomos disminuyen de forma generalizada, pero no acaban con el sistema de
módulos, absolutamente injusto porque no se paga en función de lo que se gana y
que supone para los expertos fiscales un
auténtico nicho de fraude.
Si miramos el impuesto de Sociedades nos damos cuenta de para quién
gobierna el Sr. Rajoy. Se rebaja el Impuesto del 30% al 25%, lo que representa
un enorme regalo para las grandes empresas, que ya de por sí están ganando en
estos momentos unos cuantiosos beneficios en época de crisis.
No se modifica sin embargo, y sigue perjudicando a las rentas más bajas, la
tributación por ingresos de capital, que seguirán pagando menos que las rentas
del trabajo. Pero además, y por si no fuera suficiente, han decidido modificar
los tramos en las rentas de capital, de tal forma que a los tramos más altos de
ingresos por este concepto les bajarán los impuestos más que a los tramos
descendientes: o sea, la progresividad es al revés: pagará más quien menos ingrese.
¡Ahí es nada!
El cálculo que baraja el sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda en
relación a la bajada de impuestos en las rentas del capital es que quien obtenga más de un millón de euros en
dividendos pagará proporcionalmente igual que un trabajador o autónomo que
gane 50.000 euros.
La pregunta que sigue a todo lo
anterior es ¿si se dejan de ingresar miles de millones de euros y hay que
seguir reduciendo el déficit, como se va a compensar esa caída? La solución
mucho me temo que vendrá por varios caminos:
una subida del IVA: el Sr. Montoro lo niega,
pero deja la gatera abierta cuando manifiesta que desde la Comisión Europea se
“recomienda a España” la subida del IVA, que por cierto sí que va a subir para
ciertos productos sanitarios. Tendremos que ver si en pleno verano no nos
sorprenden con un nuevo tipo impositivo.
La privatización de servicios, y
eso que ya quedan pocos. Hemos visto como van a privatizar la mitad de AENA,
por ejemplo. Seguirán con los recortes presupuestarios que justificarán nuevas
privatizaciones en la Sanidad y la Enseñanza, y posiblemente extenderán el
copago a otros muchos servicios públicos.
Nada claro han planteado para
combatir la economía sumergida, que llega ya al 25% del PIB. Tampoco se ve
interés especial en acabar con el fraude fiscal, del que aproximadamente el 72%
tiene su origen en las grandes empresas, y para lo que en la actualidad
Hacienda dedica solo el 20% de sus recursos. Ni se tiene en cuenta la elusión
fiscal (utilización de Sociedades tipo SICAV o los paraísos fiscales), o el
control de la ingeniería financiera no legal con que se juega.
En todo caso y para finalizar,
esta Reforma no va a crear puestos de trabajo, porque para eso se necesita
dinero, y es fundamentalmente el Estado el que debe poner en funcionamiento la
maquinaria productiva que sea capaz de despertar la economía a través de la
inversión pública. Al igual que la necesaria Banca Pública que dirija los
créditos a la creación de empleo y no a la especulación. Si deciden rebajar los
impuestos de los que más tienen, que son los que más tendrían que pagar, el
Gobierno está condenando una vez más a los ciudadanos a la precariedad y la
pobreza. Modifiquen la fiscalidad, pero para hacerla más justa y progresiva.
Creen Impuestos sobre los productos de lujo o sobre las transacciones
financieras. Creen un impuesto sobre la Riqueza. Luchen contra el fraude. Los
impuestos tienen que servir para reasignar rentas, para equilibrar las
diferencias económicas de los ciudadanos, para prestar servicios públicos, para
garantizar la sanidad, la enseñanza y la asistencia social…en resumen para una
vida mejor de los ciudadanos. Por eso pagar impuestos no es una sanción, es
simplemente justicia social.
Lo que hace el Gobierno con esta Reforma es todo lo contrario; es verdaderamente una
nueva estafa a los ciudadanos necesitados para favorecer a los más ricos.
ANA MARIA SANCHEZ DOMINGO
SECRETARIA PROVINCIAL DE ORGANIZACION Y FINANZAS DEL PCE
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